viernes, 25 de enero de 2008

BIEN POR LA DEMOCRACIA

La marcha de ayer fue un triunfo grande para el Municipio de Guayaquil, una demostración de los errores que ha cometido este Gobierno y una saludable experiencia para la democracia.

En la marcha de ayer se hizo un llamado de atención muy serio al Gobierno, que no se puede ignorar. El Alcalde expuso, a nombre del puerto, un memorial de agravios, respaldándolo con hechos y cifras.

En la marcha de ayer no hubo violencia. No se usó el micrófono para injuriar sino para expresar una postura tomada. No se impuso una ideología partidista, y se respetaron las reglas de la democracia.

En la marcha de ayer vimos ciudadanos de a pie que fueron por su cuenta y que sabían por qué habían ido. No fue la manipulación lo que los motivó.

En la marcha de ayer estuvieron muchos de los que el Presidente ha insultado; pero no le pagaron con la misma moneda, sino con la postura adecuada. El agraviado fue más civilizado en esta ocasión que el gobernante.

En la marcha de ayer miles de guayaquileños reclamaron por lo suyo, pero no dejaron de llamarse ecuatorianos, evitando caer en la confrontación regionalista del Primer Mandatario.

En la marcha de ayer se hicieron presentes personas de toda condición social, ricos, pobres y de clase media. No fue el pronunciamiento de una élite sino una enorme demostración de malestar general.

En la marcha de ayer se le dijo al Presidente que no debe, no puede seguir cometiendo los mismos errores. Tiene que rectificar, corrigiendo de inmediato aquello que ocasionó la contundente advertencia de ayer.

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