La condición ideal de un equipo siempre se da cuando se siente desafiado y no relajado. Retados por las dudas, avergonzados por una paliza de Bolivia que los metió en las páginas indeseables de la historia del seleccionado, los jugadores necesitan reivindicarse. El dolor fue distinto al de una eliminación, claro, pero en ese vestuario roto de La Paz nació el operativo revancha. O venganza. O disculpas. Otra vez abatidos y sin excusas. Un revés enorme que volvió a distanciarlos de los hinchas. Porque si el 4-0 a Venezuela en el estreno oficial de Maradona había despertado aplausos, el mazazo en el altiplano nuevamente enfrió una relación que en la última década ha oscilado entre la tirantez y un tibio entusiasmo. El hincha hoy mira los apellidos y cree? pero analiza el funcionamiento colectivo, espía la tabla de posiciones rumbo a Sudáfrica 2010 y le brota desconfianza.
Si Venezuela había sido una buena ocasión para reanimar la reconciliación popular con la selección, el bofetazo en La Paz demoró cualquier armisticio. Cuando La Nacion online preguntó en qué situación creía que estaba la selección en las eliminatorias, la suma de los rubros "comprometida" y "muy preocupante" superó el 65%. El equipo volverá a quedar bajo la lupa el próximo sábado. Lo importante es que los futbolistas no se engañan. Contra Colombia deben asegurar los tres puntos sí o sí. La intolerancia estará atada a los resultados. Por eso, el partido contra Falcao, Yepes y cía. adquirió una trascendencia inédita: no pueden fallar. Ellos saben que rápidamente se instalará la incertidumbre si pasan los minutos?
La importancia del esfuerzo y la trascendencia de la rebeldía estarán a prueba para espantar los fantasmas. Lo que define a un profesional es el carácter, la determinación, la convivencia que muestra con los momentos extremos. El plantel se siente en deuda y obligado a reaccionar. Debe resolver la presión y ya no despilfarrar puntos que se imaginaban seguros. Los jugadores tienen que tomar el guante y, según sus declaraciones públicas, están dispuestos a hacerlo. Pero más importante que eso es que en la intimidad ya cruzaron un juramento.
"Nosotros solos nos metimos en esto y ahora tenemos que salir. Diego estaba tan confiado en nosotros que creyó que en la altura se podía igual. Y nosotros no le respondimos. Le fallamos?", confesó hace algunas horas, en una charla privada, un histórico. Y no se anduvo con rodeos cuando agregó: "Ahora lo único que quiero es ganarle a Colombia como sea? Si no, en serio, se complica todo". Más allá de tácticas, de nombres y de responsabilidades ?el cuerpo técnico no queda al margen de ninguna? hay un estado de ánimo. Bronca y vergüenza es el combustible que eligieron hacia la reparación.
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