miércoles, 5 de marzo de 2008

NOS EQUIVOCAMOS TODOS CON MESSI

Nos hemos equivocado. Todos. Los que presionamos exigiendo que jugara. Los que no explicaron claramente el gran peligro que corría. Y los que finalmente decidieron arriesgarse. El crack del Barça se ha roto. Otra vez. No se trata de buscar culpables. El daño ya está hecho. Pero los médicos avisaron y no quisimos escucharles. Hoy, más que nunca, hay que dar la razón a los que no se cansan de repetir que tienen que jugar los que están más en forma y no los mejores. Messi es, sin duda, el mejor, pero no está en condiciones físicas de asumir tanta carga de partidos. La fragilidad de su musculatura le está pasando factura. Lo que sucedió ayer podía haber pasado cualquier otro día. El sábado, en el Calderón, por ejemplo. Por eso, Rijkaard lo reservó hasta que no tuvo otro remedio. Y ayer jugó porque todos considerábamos que era el partido más importante de la temporada... sin pensar que todavía quedan otros 19 encuentros por disputar. Es una lección. Una dura lección. También para Messi. Ahora ya sabe que deberá cuidarse durante 24 horas al día para seguir en la elite.

El equipo debe superar el ‘shock’

Messi sólo hay uno. Y en la plantilla del Barça es imposible encontrar otro futbolista de sus características. El argentino es el jugador más desequilibrante del mundo y el que marca el estilo del equipo. Pero ahora hay que aprender a ganar sin él. Al menos durante unas cuantas semanas. El vestuario debe asumir el ‘shock’ que representó para todos ver anoche el desconsolado llanto de Messi. Hay que seguir adelante porque todavía se pueden conquistar los tres títulos y el vestuario debe estar más unido que nunca para amortiguar el golpe psicológico. Rijkaard tiene alternativas y debe utilizarlas. El es quien debe buscar las soluciones tácticas que permitan al Barça vivir sin Messi. No se trata de buscar un sustituto para el argentino, algo totalmente imposible. El objetivo, a partir de ahora, es aprovechar todo el potencial que existe como equipo. Hay que superarse como conjunto y volver al Barça que ganó dos Ligas y una Champions. Si, como decía el técnico, con Messi también se han perdido partidos, sin Messi también pueden ganarse muchos.

UN PARTIDO QUE DURO TRES MINUTOS

Primera combinación, primera llegada, primer remate y primer gol. El partido de vuelta de los octavos de final contra el Celtic sólo duró tres minutos. Los que necesitó Sylvinho para realizar un gran centro y Xavi para conseguir su quinto tanto en los últimos ocho encuentros. A partir de ese momento se acabó la historia de una eliminatoria que ya tenía que haber quedado resuelta en Glasgow. Los escoceses demostraron que tienen mejor afición que equipo y evidenciaron todas sus carencias futbolísticas, multiplicadas cuando juegan fuera de su estadio. El Barça, con el trabajo hecho con más rapidez de lo esperado, desconectó. Y sólo faltó la lesión de Messi para apagar todavía más los ánimos. Ahora, a esperar rival para los cuartos. El sorteo será el viernes 14 de marzo. En el bombo hay de todo. Equipos temibles como el Arsenal, el Manchester y, seguramente, el Inter, y otros más asequibles como el que se clasifique hoy del duelo entre el Schalke y el Oporto. Sólo espero que el Madrid no se encuentre entre ellos. ¡Forza, Roma!

Regaron el campo dos veces

Antes de empezar el partido y durante el descanso, los responsables de mantenimiento del Camp Nou se encargaron de regar abundantemente el césped. Lo hicieron a petición de los propios futbolistas del Barça, que comprobaron que el terreno de juego se encontraba demasiado duro para que el balón corriera como a ellos les gusta. El árbitro, evidentemente, les dio el permiso para hacerlo.

Cinco cambios respecto al Calderón

La alineación que anoche presentó Rijkaard frente al Celtic de Glasgow presentaba cinco novedades con respecto al equipo que perdió ante el Atlético en el Calderón. Ayer volvieron al equipo por diferentes circunstancias Thuram, Sylvinho, Touré, Deco y Messi. En su lugar habían jugado el domingo en Madrid Milito, Abidal, Edmílson, Iniesta y Henry.
Tomado del diario Sport

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