jueves, 20 de marzo de 2008

YO SE QUE VIVE MI SEÑOR


La mirada al pasado en la televisión tiene mucho de imaginación y poco de historia; pues su finalidad primera es divertir, más que investigar.
National Geographic produce programas de ficción acerca de realidades del pasado. En los programas que he visto el relator toma tal pose de historiador o de arqueólogo, que deja en varios televidentes la impresión de que se les ha presentado la realidad.

Se escoge para la presentación novelada de realidades religiosas tiempos, en los que los creyentes las recuerdan, unidas a acontecimientos de su fe. En estos días proyecta su “investigación” acerca de la tumba de Jesús. El expositor se presenta como si fuera un verdadero historiador o arqueólogo y deja, con intención o sin ella, en la mente y en el corazón de los televidentes la confusión entre lo imaginado por el autor de la novela y la realidad, que le sirve de telón de fondo.

Esta presentación acerca de la tumba de Jesús presupone: 1.- que la fe en la resurrección de Jesucristo depende exclusivamente de la tumba vacía. Y 2.- que, habiéndose encontrado el cuerpo, Jesucristo no resucitó y, en consecuencia, la fe cristiana no tiene base. Ignora los testimonios de Marcos, capítulo 15, Mateo 27, Lucas 23, Juan 19.
Estos cuatro escritores coinciden en que José de Arimatea se encargó de la sepultura. En un sepulcro, que estaba “junto al lugar donde fue crucificado”. Los tres primeros escriben que la tumba estaba “excavada en la roca” y que se trataba de un “sepulcro nuevo”. Las tumbas judías podían ser excavadas horizontalmente o verticalmente. Los mencionados escritores afirman que, para cubrir el ingreso a la tumba, se “hizo rodar” una piedra; lo que permite pensar que la tumba era una cavidad horizontal y no un hueco vertical, sobre el que se coloca una tapa. La tumba horizontal concuerda con la indicación de Juan 20,5 que informa que el discípulo joven “se agachó” para mirar dentro, pero no entró. ¡Hay muchas tumbas con el nombre Jesús! ¿Qué argumento puede haber para afirmar, después de 2.000 años, que una de esas tumbas y los restos que en alguna quedan son de Nuestro Señor Jesús.
¿Argumento? ¡Ninguno! Imaginación: ¡mucha!

Para poner pimienta novelesca, se señala que junto a la tumba de Jesús hay la de una “Marianne”. La imaginación lleva al autor a afirmar que se trata de la tumba de María Magdalena. Ningún escritor, cristiano o no, llama así a María Magdalena. En este punto la ligereza y falta de lógica son extremas. La mala intención es posible.

National Geographic ignora que la resurrección de Cristo es verificada no solo por datos literarios, históricos, arqueológicos, sino, sobre todo, por la experiencia de aquellos que transmiten esta noticia y que la han verificado con un cambio radical en sus vidas. Sus seguidores tienen la experiencia de Jesús resucitado, de que el mismo que fue crucificado ahora vive. El objeto de la fe es la persona viviente de Cristo, que irrumpe en la vida del creyente y la transforma, asi como dice la letra del himno "Yo se que vive mi Señor", que mi consuelo es poder saber que vive, aunque muerto fue y siempre su amor tendre.

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