sábado, 22 de marzo de 2008

PROBLEMAS NO ESPERADOS

Hace dos días, Boca estaba confiado y expectante por su presentación en Chile. A un punto de Vélez y Estudiantes en el torneo Clausura y con chances de quedar como líder del Grupo 3 de la Copa Santander Libertadores si vencía a Colo Colo. Sin embargo, su excursión por Santiago le dejó problemas inesperados. Además de la derrota y la complicación matemática para clasificarse a los octavos de final, el saldo negativo incluyó la lesión de Juan Román Riquelme, los golpes que recibió Sebastián Battaglia, la expulsión de Morel Rodríguez y el efecto dominó en cuanto a la formación alternativa que jugará mañana ante Colón.

Riquelme regresó ayer con el plantel del aeropuerto de Ezeiza y fue al predio de Casa Amarilla; enseguida se retiró en un automóvil junto con Mario Torres, encargado de la seguridad del plantel, hacia el Instituto Rossi, donde le realizaron un estudio. Y a las 19.50, el médico xeneize, José María Veiga, confirmó el grado de la lesión. “Riquelme padece un desgarro en el aductor medio del muslo derecho y estará entre tres y cuatro semanas sin jugar.” Así, el N° 10 se perdería los próximos ocho partidos que Boca deberá jugar entre el Clausura y la Copa Santander Libertadores (ver detalle). Sólo estaría en condiciones de regresar el 22 de abril frente a Unión Maracaibo, de Venezuela, por el torneo continental. Pero no estará en choques clave frente a Colo Colo (el jueves 27/3) ni ante Atlas, en México.

Con respecto estrictamente a lo futbolístico, hay derrotas y derrotas. Y si bien los xeneizes cometieron errores de distracción y en defensa, los futbolistas demostraron actitud para revertir un encuentro que comenzaron perdiendo desde los dos minutos. Más: si se toman en cuenta los últimos empates ante Independiente (1-1) y Huracán (0-0), en ambos mereció ganar y si no fuera por las actuaciones de sus arqueros, lo hubiera hecho. Parece mentira, pero la primera derrota oficial en 2008 le abrió varios interrogantes en la antesala de una semana que puede ser decisiva para sus aspiraciones en el primer semestre. Es que ahora Boca quedó tercero en el Grupo 3, detrás de Atlas y Colo Colo, y además de ganar los dos partidos que le quedan en la Bombonera ante el conjunto chileno y Unión Maracaibo, debería rescatar un empate ante Atlas, en México.

La caída, además, generó la decisión de Carlos Ischia de jugársela con un equipo alternativo en el choque de mañana con Colón, por la 7a fecha del Clausura, en la Bombonera, donde tendrían un lugar Lucas Castromán, Leandro Gracián, Jesús Dátolo y Mauro Boselli.

La lesión de Riquelme fue la peor derrota que pudo recibir Boca. Por la incidencia del enganche en el equipo y por la capacidad que tiene para resolver situaciones complicadas. Un allegado a Román relacionó esta situación con el choque ante Libertad, en Paraguay, en la Copa Libertadores 2007. Boca debía revertir un empate en la Bombonera (1-1, por los cuartos de final) y en Asunción ganó 2 a 0 con un fenomenal Riquelme, autor de un golazo –el otro fue de Palacio–. Esa noche se cuidó de no abusar del remate por la molestia en el aductor derecho, pero desniveló desde afuera del área. Ahora, en Chile, se cuidó un par de veces de no ejecutar los tiros libres o los córners en el segundo tiempo (se los dejó a Morel Rodríguez), pero se animó por la responsabilidad y la obligación de Boca y cuando pateó pasados los 30 minutos sintió el tirón y... ya no pudo seguir. Más allá del optimismo xeneize, ya se notó en el estadio que no podía caminar bien; hasta debió apoyarse en Neri Cardozo para salir del banco de los suplentes.

Boca venía tranquilo, pero de repente quedó atrapado en una encrucijada matemática que lo puede complicar. Encima, deberá hacerle frente a una semana decisiva sin su as de espadas. Con todo lo que eso significa.

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