sábado, 3 de enero de 2009

LA REUBICACIÓN DEL ENGANCHE VIENE CON MÁS RESPONSABILIDADES


En abril de 2008 le preguntaron a don Alfredo Di Stéfano: "¿Hoy hay que jugar con enganche? ¿O es una idea que hay en Argentina y que en Europa piensan que ya no existe?". Todavía no había cumplido 82 años (lo hizo el 4 de julio) y el presidente honorario de Real Madrid respondió: "¿Enganche? ¿Y eso? ¿Qué es, un vagón de tren? El fútbol no se puede jugar aislado. Todo tiene que estar asociado y todo el equipo debe funcionar con eslabones”.
Hoy la discusión futbolera continúa (y continuará) y entre los polos opuestos. Por ejemplo, puede ubicarse a Alfio Basile con el caso de Juan Román Riquelme y armar la selección Argentina alrededor de su N° 10, y por el contrario a Ricardo La Volpe, tan opuesto a la función que ni siquiera lo llama enganche, sino "táctico".
Si hacemos un paréntesis y recurrimos a los archivos, nos daremos cuenta de que el enganche, más allá de que sigue existiendo por características e incluso en su formación en las divisiones inferiores, empieza a cumplir otro tipo de funciones o carga con mayores responsabilidades. Veamos:
Al hojear el libro del torneo Clausura 2000, el dedo índice cayó en la 2° fecha: de los 20 equipos de la primera división, en ella 19 jugaron con enlace y sólo uno lo hizo con un N° 10, pero reubicado como mediocampista por la izquierda, como el caso de Cristian Chaparro en el dibujo 4-4-2 de Ferro de la dupla técnica Brandoni-Rocchia. El resto tenía a su enganche definido: Pablo Aimar (River), Equi González (Central), Javier Morales (Lanús), Daniel Montenegro (Independiente), Darío Cabrol (Unión), Pipi Romagnoli (San Lorenzo, que jugaba con doble enlace porque Ruggeri también lo ponía a Grisales en un 3-3-2-2), Patricio Camps (Vélez), Nelson Agoglia (Estudiantes), Cristian Gómez (Argentinos, que también tenía al Pocho Insúa recostado como volante por la izquierda), Sebastián Jarast (Belgrano, aunque los titulares eran Luis Sosa y Leonardo Torres), Fernando Oliva (Talleres), Rubén Capria (Chacarita), Sixto Peralta (Racing), Omar Pérez (Boca, pese a que el titular era Juan Román Riquelme), David Bisconti (Gimnasia de Jujuy), Pablo Sánchez junto con Mariano Messera (Gimnasia LP), Javier Delgado (Colón), Damián Manso (Newell´s) y Oscar Alaniz (Instituto, aunque también cumplía esa función Claudio Sarría).
Avanzamos en el tiempo y tomamos como referencia la 4° fecha del Clausura 2001. De los 20 equipos, 16 jugaron con enganche y 3 los utilizaron, pero reubicados: Carlos Moreno actuó por la izquierda en Chacarita (con Chiche Sosa), al igual que Diego Loscri en Racing (con Merlo), mientras que Diego Garay jugó como delantero en Talleres, en el esquema 4-4-2 de Juan José López. ¿El resto? Utilizó enlaces, aunque muchos no respondían a esa característica de nacimiento: Equi González y Pablo Sánchez (doble enlace de Central), Ariel Ortega (River), Estaban Cambiasso (Independiente, y estaba Garnero en el banco, como alternativa para Piazza), Claudio Sarría (Lanús), Leo Rodríguez y Pipi Romagnoli (doble enlace en un San Lorenzo con el dibujo 4-2-2-2), Walter Gaitán (Boca), Julio Saldaña (Newell´s), Darío Cabrol (Colón, con Javier Delgado recostado sobre la izquierda en un 4-3-1-2), Mayer Candelo (Vélez), Federico Insúa (un Argentinos con el esquema 4-4-1-1 de Sergio Batista), Mariano Messera (Gimnasia LP), Sergio Berti (Huracán), Víctor López (Los Andes), Lucas Sparapani (Almagro), Matías Donnet (Unión) y Roberto Pompei (Estudiantes). El único equipo que jugó sin enlace esa tarde fue Belgrano.
Llegamos al Apertura 2008. La tendencia cambió notoriamente: sólo 5 de los 20 equipos jugaron con un enganche definido: Riquelme o Gracián (Boca), Leonardo Torres (Newell´s), Martín Morel (Tigre), Patricio Pérez (San Martín de Tucumán) y a veces lo hizo Lucas Acosta en Colón.
Otros 12 conjuntos lo tienen, pero reubicados: Buonanotte arranca ahí, pero luego aparece mucho más como wing derecho y Simeone probó varias veces con la doble conducción en River con el Enano más Mauro Díaz y un solo delantero (Falcao); Verón surge como doble 5 al lado de Braña o Matías Sánchez (Estudiantes); Pastore arranca por los costados también en Huracán. En Argentinos, Gorosito probó con Peñalba o el Rengo Díaz (o ambos); al final con Franco Quiroga. Cristian Chávez, que hizo el gol que valió un título para Boca ante el Ciclón, es enganche, pero Ischia lo utiliza como volante por la derecha.
Y cada vez toma más fuerza la postura de poner a los enganches como delanteros: Montenegro (Independiente), Erviti (Banfield), Maxi Moralez (Racing), Equi González (Central), Messera (Gimnasia LP), Papu Gómez (Arsenal)... Están ellos y como compañero, tienen una sola referencia de área; difícilmente encuentren en un ataque a más de un futbolista que esté por delante de ellos.
Lanús, en la reubicación, es más audaz. Porque tanto Cabrero en el campeón 2007 como Zubeldía ahora, utilizan un 4-4-2 ofensivo, con Blanco y Valeri (o Salvio) como extremos de esa línea de volantes, sistema que, por lo tanto, muchas veces se transforma en un 4-2-4, similar al Zaragoza 2006 de Víctor Fernández, que jugaba 4-4-2 con un doble 5 más D´Alessandro y Pablo Aimar en los extremos del medio campo. Godoy Cruz juega así con Diego Cocca, con Encina y Víctor Figueroa en los costados de un 4-4-2. Pero con Oldrá, el anterior DT, hubo partidos que Figueroa no jugó y que Encina apareció de media punta , como en el 3-4 ante Lanús. San Lorenzo, con Miguel Angel Russo, se movió entre un 4-2-2-2 y un 4-4-2 ofensivo en el final, con Pablo Barrientos por la derecha y Santiago Solari moviéndose desde el centro hacia la izquierda.
Hoy, en la Argentina, hay dos equipos que juegan sin enganche: Vélez (Tocalli probó con el Burrito Martínez, pero no era su función y no lo conformó) y Gimnasia de Jujuy, aunque Labruna intentó por momentos con Luna o Fileppi, que tampoco reúnen las características de un N° 10 clásico.
Sucede que las responsabilidades de los enganches crecieron. No porque los de antes no se sacrificaban tanto, sino porque ahora no sólo deben dar ese último pase antes del gol, sino también tomar marcas o tapar las subidas de los laterales contrarios, ser efectivos en los lanzamientos de las pelotas paradas , tener más presencia en el área rival; probar con remates de media distancia y, sobre todo, ofrecer una mayor movilidad. Como cada vez hay menos espacios, su incidencia en el juego dependerá de la inteligencia para desmarcarse y darle a los compañeros varias posibilidades para una descarga.
Como se ve, hace unos años, aunque un plantel no tuviera por características "el enganche", igual buscaba inventar uno. Ahora no sólo que muchos DT no ven indispensable cubrir ese puesto, sino que además, aunque lo tengan, lo reubican de acuerdo con sus necesidades o gustos futbolísticos. Pero existir, existen, aunque ya ni siquiera muchos lleven el N° 10 en la espalda.

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