lunes, 25 de mayo de 2009

EL REFLEJO DEL2005


En 2005, Boca se despidió de la Copa Libertadores en su propia cancha. El empate sin goles con Chivas no alcanzó para revertir el 0-4 de la ida. El partido fue suspendido a los 30? del segundo tiempo por un escándalo que incluyó la expulsión de Palermo y el escupitajo del DT Chino Benítez sobre Bofo Bautista. Cesanteado Benítez, Abel Alves condujo al equipo hasta el final del Clausura. En el año del Xentenario, las cosas no funcionaron de acuerdo con el plan. Vale el recuerdo para quitarle originalidad deportiva a este momento del club.

También en aquel 2005 el plantel estaba dividido. La fractura era generacional. En cada puesto de la cancha, el titular tenía 30 años y el suplente 20, con todo lo que eso genera en términos de celos y envidia. La muy mala campaña 2004-05 le negó el acceso a la Libertadores 2006 tras seis años de presencia ininterrumpida. ¿Cómo reaccionó el club ante esta adversidad? Para empezar, cambió el entrenador. Cuando la Comisión Directiva ya había acordado con el duro Julio Falcioni para enderezar al plantel, apareció Maradona. Como vicepresidente del fútbol profesional, impuso a Coco Basile. Boca también renovó su plantel. Utilizó el dinero que le había entrado por la venta de Tevez al fondo de inversión MSI para contratar jugadores de garantía con una edad intermedia entre 24 y 28 años. Así llegaron Cata Díaz, Krupoviesa, Bilos e Insúa. Regresaron Ibarra y Battaglia. Estos seis titulares se sumaron a Abbondanzieri, Schiavi, Gago, Palacio y Palermo para consagrarse en la Recopa, el Apertura y la Sudamericana 05. Así enterró la "crisis" del semestre anterior.

¿Es éste un escenario similar al de cuatro años atrás? Sí y no. El suceso desencadenante los iguala, pero el proceso anterior al golpe de Defensor los separa. Hoy Boca no puede reforzar su plantel como en 2005. No sólo por su delicada situación financiera (el último balance registró un pasivo de 109 millones de pesos), sino también porque debe destinar mucho dinero a sostener su actual plantel. Entre los contratos de Ibarra, Battaglia, Palacio, Palermo y Riquelme suma U$S 8.000.000 por año. La situación de Ibarra dependerá de su reunión con Bianchi. Battaglia podría volver a Europa. Da la sensación de que Palacio ya le ofreció su mejor versión al club. Quedan entonces Palermo y Riquelme, enfrentados personalmente y con grupos de jugadores que responden a uno y a otro. Los dos son ídolos de la hinchada, referencias en el vestuario y quieren quedarse en el club, pero no se soportan. Es cierto que Boca salió campeón el año pasado con este conflicto, pero, pequeño detalle, el goleador prácticamente no jugó por su lesión de rodilla.

Este año, con ambos jugadores dentro de la cancha, la distancia se hizo más evidente y más influyente. En 2007 convivieron sin problemas. Un hambriento Román, sin lugar en Villarreal y fuera de la selección por propia decisión, estaba a préstamo por cuatro meses y necesitaba demostrar que aún podía jugar en el más alto nivel. La rompió y, juntos, levantaron la Copa. Sin embargo, todo cambió a partir de su llegada definitiva con el contrato en millones de euros que tenía en Villarreal. Palermo cree que este Riquelme no está comprometido con la causa. Ya habían tenido diferencias en 2000. El 10 quería que jugara su amigo Delgado y el 9 defendía a Barros Schelotto. Carlos Bianchi impidió que se reflejaran dentro de la cancha. Casi nueve años más tarde, la misma persona, hoy manager, es el único que puede arreglar el cortocircuito. Tiene la autoridad y el respeto de los protagonistas. Cualquier proyecto para la siguiente temporada deberá incluir una solución a este problema que ha roto la armonía del plantel. La autorregulación que propuso Ischia no funcionó.

Durante el ciclo de su amigo, Bianchi jamás se ha metido en el vestuario. Habla con los futbolistas pero en su oficina. Hasta último momento respaldará como entrenador a quien fue su ayudante de campo entre 1993 y 2001, pero a fin de cuentas respetará la decisión del club. La Comisión Directiva ya tiene definido que el ciclo de Ischia terminará en junio. Si el DT no consigue un trabajo en el segundo semestre, la CD le pagará el contrato hasta diciembre. En su momento, no hubo dinero para satisfacer sus solicitudes como DT. Pidió a los mediocampistas Piatti, Moreno y Fabianesi y, recientemente, al paraguayo Vera. No le trajeron a ninguno. Ya le habían vendido a Monzón, a Boselli y a Ledesma. Con convicción, promovió a todos los juveniles que han enriquecido el activo del club: Roncaglia, Forlín, Sauro, Muñoz, Chávez, Gaitán, Mouche, Noir y Viatri. Hoy están atravesando el lógico bajón del segundo año, potenciado por todo lo que implica salir campeón en términos de popularidad y fama.

Ischia también debió soportar la venta de Dátolo, un jugador con características inhallables en cualquier otro integrante del plantel. No le carguen todas las cuentas al hombre más parecido a Homero Simpson en la Argentina. Sí es responsable del escandaloso caso Caranta. Directamente le negó la entrada a la concentración de Tandil. Hoy el arquero está en Lanús y le ha hecho un millonario juicio laboral al club. Mientras tanto, el regreso de Abbondanzieri no ha solucionado el déficit creado por su salida. Bianchi no iba a sugerir nombres hasta que no se definiera la situación de Ischia. ¿Puede ser él mismo su sucesor? Cree que éste no es su momento, que fue contratado para la gestión gerencial y que para ser entrenador hay que tener todos los sentidos en el cargo. Si los dirigentes le exigieran ocupar ese lugar, estaría dispuesto a romper el contrato y renunciar como manager. Sus detractores, como el vicepresidente Juan Carlos Crespi, lo celebrarían con champagne.

Esta semana, el canal C5N mostró una copia de su contrato. Bianchi sabe que ese documento salió desde dentro del club. Descartado otro virreinato, se coló la versión del regreso de Basile. Parece muy poco probable. A pesar de su buena relación con Bianchi, Basile tiene el patrocinio de Crespi, el enemigo N° 1 de Carlitos dentro del club. El presidente Jorge Amor Ameal, el dirigente Marcelo London y Bianchi conforman el núcleo duro a la hora de tomar decisiones. Achicar el déficit sigue siendo la prioridad. Recién el balance 2009-2010 será el primero íntegro de esta comisión, que factura algunas decisiones de la anterior como la renovación de Vargas apenas por un año. Hoy al colombiano se le vence el vínculo y deberán renegociarlo.

¿Quién será el entrenador en la temporada 2009-2010? Uno que acepte las condiciones de la CD: contrato de bajo costo e injerencia del manager en asuntos propios del equipo. Los dirigentes quieren que Bianchi sea como sir Alex Ferguson en Manchester United, responsable de compras, ventas, contratos y algunas decisiones estrictamente futboleras. En sus últimos años, Ferguson ha tenido al lado entrenadores importantes como el inglés Mc Claren o el portugués Queiroz, encargados del trabajo de campo. La industria del rumor funciona a full y apellidos como Basualdo, Bermúdez o Alfaro (atención con Gustavo, que llena el formulario como pocos) han surgido desde diferentes partes. Como hace cuatro años, Boca vuelve a tener un plantel de veteranos y pibes; con muy pocos jugadores de edad intermedia. También el lugar para la Libertadores del año siguiente está en peligro pero, en este caso, tiene todo el Apertura 09 por delante, gracias al nuevo calendario para definir a los clasificados. Con sus similitudes y sus diferencias, 2005 es el año que Boca debe mirar en su espejo retrovisor para transformar esta crisis en una oportunida

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