
Angel Di María era un nombre perdido en el fondo de una lista de estrellas convocadas para afrontar los Juegos Olímpicos, y el destino quiso que terminara siendo el salvador de la Argentina, con el gol del título contra Nigeria, el del triunfo en la final por 1 a 0. Despacio, se ganó un lugar en el equipo titular de Sergio Batista. Le dio el triunfo frente a Holanda, hizo el gol de la final y se colgó la medalla de oro. Y, como si fuera un sueño, el técnico Alfio Basile lo convocó para el seleccionado mayor. "Se me dio todo muy rápido. El llamado para la selección es un premio extra y si me toca jugar ni te cuento", se entusiasma el pibe rosarino, de 20 años.
En Pekín, Di María logró un lugar de privilegio en la historia del fútbol argentino. Alcanzó identidad y tuvo verticalidad, cambio de ritmo, asistencia y, en el partido más importante, definición. Basile quiere que la revelación de los Juegos traslade su potencial al seleccionado mayor. Como pasó en China, en los ensayos en Ezeiza, Basile lo ubicó a metros de Mascherano, cerca de Riquelme y con un recorrido especial para conectarse con Messi. A pesar de no haber confirmado a los titulares, no fue casual la mención de Di María durante la conferencia de prensa de Basile. "Di María fue la joyita de la semana, me encantó cómo jugó en los Juegos", sostuvo el DT ante la consulta sobre el volante de Benfica. Un indicio importante de que el rosarino está cerca de su estreno en el seleccionado.
"Es un jugador explosivo, de recorrido largo, hábil, goleador y va a tener su oportunidad", agregó Basile. El 13 de junio del último año, antes de viajar a la Copa América de Venezuela, el Coco armó un partido con el Sub 20. Y eligió a un juvenil para cubrir un lugar entre los grandes: ese juvenil fue Di María. El mismo que estuvo cerca de ser convocado por primera vez para un amistoso con Australia, en Melbourne, el 11 de noviembre de 2007. "Obtener la medalla fue muy lindo, pero esto también es importante. Tengo que aprovechar lo que me está pasando, que es fantástico y muy positivo para mi carrera", dijo Di María.
El Flaquito, como lo llaman sus compañeros, tiene la timidez de los pibes que recién empiezan en el fútbol. En realidad, sus comienzos fueron cuando llegó a Central, el club del que es hincha: "Tenía 7 años y me desesperaba por jugar al fútbol, como cualquier chico. Y ahora me veo entre todos estos fenómenos de la selección y me parece que estoy soñando despierto", confiesa. Debutó en la primera de Central hace tres años. Jugó apenas 35 partidos y convirtió 6 goles. En 2007, estuvo a punto de pasar a Boca, pero fue adquirido por Benfica, que le puso una cláusula de rescisión de 30 millones de euros, necesaria ahora que se empezaron a oí ofertas de Real Madrid, Chelsea e Inter, entre otros.
En las entrevistas que concedió durante los Juegos confesó que de no haber sido jugador de fútbol estaría repartiendo bolsas de carbón con su papá, Miguel. "Siempre lo ayudé. Y sigo siendo el mismo pibe humilde de siempre. Todo lo que tengo es para mi viejo, porque siempre me dio lo que necesitaba." Su mamá, Mariana, lo llevaba a entrenarse al club Torito en bicicleta hasta los 7 años. Y luego, cuando pasó a Central, también su mamá lo subía a la bicicleta para llevarlo a practicar hasta que cumplió los 12. "Me bancaron siempre. Por eso, cuando ingrese en el Monumental habrá un momento para mis viejos, para mis hermanas Hebe y Alicia, y para ni novia Victoria."
Di María le entrega una variante de alto vuelo al seleccionado en un puesto en el que no se encuentran especialistas con facilidad. Quizá Basile lo ubique en un contexto táctico distinto, cerca de Riquelme, en la zona de creación. Lo concreto es que el Flaquito de 20 años ya es parte del seleccionado mayor y no quiere defraudar. "Cada vez que me convocan trato de no fallarle al entrenador; lo hice en los Juegos y quiero hacer lo mismo con el Coco. Debo seguir por este camino. El partido con Paraguay es lo que tenemos por delante. La idea será cumplir con los pedidos del técnico para que la selección gane y pueda dar un buen espectáculo. Para nosotros y para la gente", explica. En un equipo que quiere aprovechar el envión olímpico, Di María se presenta como una herramienta clave para conseguirlo.
"La Argentina está llena de lugares futboleros; me gustaría ir a jugar al interior"
En algún momento, los jugadores manifestaron la intención de trasladar la localía al interior. Ahora, es el técnico Alfio Basile el que expresa que no le disgustaría apartarse del Monumental y jugar en otras canchas del país. Los últimos resultados y los flojos desempeños generaron un distanciamiento entre el público y el equipo, aunque la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y la nueva oportunidad de observar a las estrellas recompusieron el idilio. Entradas agotadas y una enorme expectación son muestras inequívocas. "En el último partido, con Ecuador, no sé si por el frío o por el Día del Padre, la cancha parecía un anfiteatro. Una frialdad tremenda; gritaban más los ecuatorianos que nosotros", dijo Basile ayer, en la conferencia de prensa.
El DT pretende que los hinchas vuelvan a acompañar y que con el aliento hagan sentir la presión que significa jugar en la Argentina. "Me encanta que la gente vuelva a la cancha y que grite. Ahora hay efervescencia y me gusta, porque es índice de que tienen ganas de ver jugar al seleccionado; estamos en deuda con la gente", reconoció el Coco.
En el ciclo anterior, entre 1991 y 1994, Basile visitó algunos estadios del interior (el debut de la era fue en Rosario, 2-0 sobre Hungría), y ahora desearía repetir la experiencia. "La Argentina está llena de lugares futboleros; me gustaría ir a jugar al interior", admitió Basile. Y agregó: "Algunos jugadores me preguntaron si había alguna posibilidad de cambiar por el estado de la cancha. Los dirigentes dicen que no. Si el césped de la cancha de River está bien, todo bien", fue el intento por no generar polémicas, ya que su anhelo chocaría con ciertos intereses y compromisos que debe cumplir la AFA con las empresas que actúan como patrocinantes del seleccionado. Igualmente, el DT dejó traslucir su pensamiento.
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