viernes, 29 de febrero de 2008

EL REINO DEL REVES

Así se llama una canción infantil en la que se hace referencia a un hipotético y ocurrido reino en el que todo es al revés, es decir, contrario a lo regularmente esperado.

Y si escuchamos la letra, a ratos pareciere que estuviesen hablando del Ecuador.

Porque solo en el Ecuador, un Presidente de la República se posesiona del cargo sin jurar cumplir y hacer cumplir la Constitución, y luego, convoca a una consulta popular en contra de la Constitución Política vigente, la misma que luego de ser aprobada por el Congreso sufrió una importante e ilegal modificación de puño y letra del Primer Mandatario, “puenteando” al Congreso.

Solo en Ecuador se eligió a una Asamblea Constituyente dentro de un Estado que ya fue constituido hace casi 178 años; Asamblea que, no obstante, ya no puede constituir nuevamente lo ya constituido, además, disolvió el Congreso Nacional, elegido por elecciones democráticas, destituyó y reemplazó a dedo organismos de control y además, en un acto de suprema audacia, asumió de hecho las funciones constitucionalmente consagradas para el Congreso Nacional, de legislar y fiscalizar.

Solo en Ecuador, a pesar de todo lo antes expresado, se puede afirmar con argumentos peregrinos, que todavía existe democracia y que existe un estado de derecho.

Solo en Ecuador, el Gobierno formalmente estructura un organismo de control de la corrupción con funciones pseudopoliciacas de espionaje y contraespionaje, como diría el célebre Maxwell Smart, el recordado Súper Agente 86, en el que como práctica común, según notas de prensa, se realizarían filmaciones clandestinas con el pretexto maquiavélico de la búsqueda de la verdad y la erradicación de la corrupción en el Ecuador.

Y ahora como la cereza del helado, el Tribunal Constitucional en una sentencia digna de ser exhibida en alguno de los museos de Ripley Believe it or not! (¡Aunque usted no lo crea!) olvidando su principal misión prescrita en la Constitución Política del Estado, que es defender la constitucionalidad en la nación, ha desestimado la demanda de inconstitucionalidad del mandato 1 de la Asamblea Nacional Constituyente relacionada con los plenos poderes, planteada por un grupo de respetables profesionales del derecho.

Sentencia que en lo medular, arañando argumentos dizque doctrinarios y jurisprudenciales internacionales, ajenos al tenor claro e indiscutible de la Norma Suprema del Ecuador que supuestamente ellos deben proteger, concluye que las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente están por encima de la Constitución que ahora resulta, ya no es la Norma Suprema del Estado.

En consecuencia, todo es al revés; Hans Kelsen se olvidó de los mandatos de la Asamblea cuando diseñó su teoría y posteriormente la famosa pirámide.

Así vivimos en el Ecuador, sin certeza alguna de lo que al día siguiente pueda suceder; sin saber en qué terreno debemos transitar los ciudadanos frente al respeto del orden jurídico y a los niveles de jerarquía de las normas que lo integran.

En Ecuador ya no se puede hablar de inseguridad jurídica, la situación es peor: no hay Estado de derecho ni mucho menos, por lo tanto, institución alguna que tenga la función de vigilar la constitucionalidad de la nación, sino, al parecer, preocupada más bien de proteger y dar alguna forma legal a las decisiones dictatoriales de la Asamblea de los Poderes Supremos.

No hay comentarios: