Un balde de agua fría…? Mucho más que eso: un glaciar que nos cae en la cabeza, el Polo Sur que se abre y nos traga; un iceberg que te choca y te parte la ilusión en mil pedazos, la nieve que te tapa en el camino. Todo eso fue el gol de Rodrigo Palacio a los 93 minutos y 40 segundos.
Un mazazo terrible que convirtió una epopeya en un desencanto. Porque el punto es valioso, meritorio como la actuación, pero la victoria iba a ser el resultado más notable de la historia del fútbol ecuatoriano.
Entre un guarismo y otro hay un mundo de distancia.
Por ello las caras demudadas de los hinchas tricolores presentes en el estadio Monumental, el llanto de los jugadores, la bronca de todos, la sensación general de vacío ante lo inexplicable. El triunfo estaba en el bolsillo, sellado y firmado. Era consagratorio y ponía en carrera a la selección ecuatoriana. Y era justo. En su estilo, con su planteo, Ecuador había lucido más, se había plantado con inteligencia y firmeza, buscando su partido: cuatro hombres inamovibles en el fondo, cinco en el medio con el mandato sagrado de cortar todo circuito creativo argentino y Carlos Tenorio allá, con la caña de pescar, por si picaba algún bagre.
Era premio a un fútbol que sigue creciendo sin pausas (Liga de Quito, finalista de la Copa Libertadores, es otra magnífica demostración). Y castigo a una selección plagada de nombres rutilantes pero que no jugó a nada.
Hace tiempo que Argentina depende de los chispazos individuales de Lionel Messi o de un tiro libre de Juan Román Riquelme. Juego en equipo, cero. Ideas, cero. Planteamiento, cero. Un enfermo similar a Brasil, que cada día empeora su salud futbolística.
LOS MUCHACHOS DE LIGA
Garantía en José Francisco Cevallos, peligrosidad en Joffre Guerrón, golazo el de Patricio Urrutia, los muchachos de Liga de Quito demostraron por qué son finalistas de la Libertadores. Pero todas fueron piezas que respondieron a la exigencia del andamiaje.
Claro, el empate no brilla en la tabla, que apenas canta 4 puntos, pero la actuación tonifica. Faltan todavía 13 partidos, 39 puntos, hay margen de sobra para clasificar al Mundial. Con esta actitud se puede.
Colombia viene de hacer en Perú su partido más flojo de la Eliminatoria.
Si Ecuador consigue una victoria ante los cafeteros, empieza otra carrera. Entonces se potenciará este punto de Buenos Aires.
Párrafo final para Sixto Vizuete. ¿Fue defensivo? No, fue lógico. Puso sobre el campo un equipo competitivo, con personalidad, que siempre tuvo claro su objetivo y sus procedimientos, nunca revoleó la pelota ni se dejó atropellar. Y cuando le dieron diez centímetros de ventaja, lastimó.
Va a ser atractivo ver la arremetida de Ecuador de aquí al final. Tiene mucho para ofrecer. Este empate es una bronca irreversible. Quedará como una anécdota para los tiempos.
POR JORGE BARRAZA
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