viernes, 25 de julio de 2008

GUAYAQUILEÑO DE VERDAD

Nuestro Presidente como buen político populista que es, solo se acuerda de Guayaquil en época de elecciones, el 25 de julio y el 9 de octubre.

En eso no se diferencia en lo más mínimo de Osvaldo Hurtado o Rodrigo Borja.

El resto del año pasa hablando en quichua, ensalzando a los manabas, recorriendo el oriente, agitando a los peninsulares y visitando los páramos que le producen nostalgia por sus experiencias de juventud con la comunidad indígena de Zumbahua, parecidas a las del Che Guevara cuando recorrió Sudamérica antes de emprender la revolución.

El resto del año, al parecer, disfruta del clima del altiplano, de la música de rondadores y de la compañía de sus buenos amigos de los movimientos sociales de izquierda, casi todos odiadores permanentes de lo que Guayaquil representa.

Y bien parece que comulgara con esos sentimientos porque en el último año y medio, al parecer, no ha hecho otra cosa que boicotear directa o indirectamente el progreso de Guayaquil.

Primero, no nos olvidemos quién prometió y auspició la desmembración de la provincia del Guayas. Segundo, ¿recuerdan los ataques a Solca, a la Junta de Beneficencia? Ah, sí, ahora me dirán que eso ya pasó y que finalmente no se concretaron… un guayaquileño de verdad ni siquiera lo piensa.

Luego, las críticas a la Metrovía; el conato de caos incentivando el regreso de los informales a las calles de la ciudad.

Ahora, a través de la Asamblea de los plenos poderes:

1. La lápida del proceso autonómico de Guayaquil, con una redacción engañosa y ladina, para nada propia de quienes vivimos al nivel del mar, pero que en conclusión le impide a la ciudad convertirse por sí sola en comunidad o región autónoma.

2. ¿Autonomía para qué, me pregunto yo, si las principales competencias que justificarían la existencia de un sistema autonómico, ahora según la Constitución que pretenden aprobar, son exclusivas del Estado central?

3. Y como punto culminante de esta farsa constituyente en la que se aprueban más de 300 artículos en dos semanas, y que ratifican las denuncias de que la Constitución ya estaba hecha en Carondelet, ahora las competencias del Registro Civil y aeropuertos, delegadas hace años al Municipio de Guayaquil, ya no serán delegables sino de competencia exclusiva del Estado.

Ya sé, me dirán algunos: pero si la Constitución solo rige hacia adelante, y por lo tanto no se aplicará a lo delegado con anterioridad. ¿Quién asegura eso? ¿Acaso los plenos poderes tienen ese límite? Si en unas pocas semanas la Asamblea ha aplicado retroactivamente el mandato 08 y la AGD el famoso artículo 29 para apoderarse de los canales de los ex accionistas de Filanbanco.

Entonces, que no me venga con el cuento de su guayaquileñismo. Yo no le creo.

Que tampoco me venga con el cuento de que todo es para acabar con los pelucones de la partidocracia afincada en Guayaquil, porque ello, ¿justificaría, por ejemplo, el bombardeo del ejército colombiano en Angostura?

Digámoslo con nombre y apellido: destruir a Jaime Nebot y su gestión, no justifica destruir el progreso de Guayaquil, menos si tanto se dice ser guayaquileño.

¡Viva Guayaquil, siempre altiva y guerrera! ¡Viva Guayaquil para los verdaderos guayaquileños de nacimiento y de corazón!

No hay comentarios: