martes, 12 de agosto de 2008

LA LEYENDA CONTINÚA...


Noir, figura de Boca en el debut, en el Apertura, admira a Palacio, tanto como el bahiense a Barros Schelotto; el entrerriano quiere tomar la posta de ellos

Ricardo Noir revolea sus ojos marrones de un lado hacia el otro, inquieto y atento, pero con evidente incomodidad. Joven sumiso si los hay, el entrerriano luce cohibido por la decena de flashes y cámaras de TV que lo retratan, en la húmeda mañana de ayer, en el predio de Casa Amarilla. Todavía no se acostumbra a las luces de la incipiente fama, pero anteayer frente a Gimnasia y Esgrima (Jujuy), otra vez como a mediados de mayo pasado frente a Racing, sus botines naranjas encendieron una Bombonera que se oscurecía a medida que los boquenses fallaban goles. Nacido en Villa Elisa, zona de relajantes termas de agua salada, Tito -como lo apodan desde niño-, no sale de su asombro; tampoco pretende despertar de ese sueño que lo encuentra en la primera xeneize, compartiendo momentos emocionantes junto con su admirado referente, Rodrigo Palacio.
El bahiense es para Noir lo que Guillermo Barros Schelotto significa para Palacio. Por ello no sorprende que la flamante promesa, de 21 años, se ruborice cuando Rodrigo surge desde el vestuario y lo invita a participar de la propuesta de LA NACION: posar juntos con la camiseta azul y oro, como el 23 de noviembre de 2006 lo hicieron el propio número 14 y el actual delantero de Columbus Crew, de la MLS de los Estados Unidos.
"¡Grande Tito ! ¡Qué figura! Ahora no me vas a dar más bolilla , ¿no?", bromea Palacio e, inmediatamente, Noir deja de lado todo lo que está haciendo para ir a su encuentro. Se abrazan, se divierten, se respetan. Y hasta Rodrigo festeja la ocurrencia de su compañero: "Algunos me llaman Nuar , pero si en mi pueblo llegan a buscarme de esa manera, nadie tendrá idea de quién hablan. Porque yo soy Noir y se pronuncia como se escribe; soy entrerriano, no soy francés...".
Tienen mucho en común Ricardo y Rodrigo. No sólo la trencita que les nace en la nuca ("Obviamente, me la hice por él", dice Noir, casi susurrando). Ni tampoco el bajo perfil que intentan mantener. Más allá de la experiencia de cada uno, futbolísticamente tienen similitudes: ambos son diestros y muy veloces, se sienten cómodos actuando por las bandas, buscando la mejor asistencia. Incluso, algún osado se animó a aventurar que el juvenil poseía "cositas" de Claudio Caniggia.
" Tito es un muy buen pibe, muy respetuoso y se nota que quiere aprender siempre, como lo hacen otros chicos, como Pochi Chávez, Roncaglia, Viatri... Veo que le pasa conmigo algo parecido a lo que me sucedió con Guille. Cuando yo llegué al club, Guille ya era un consagrado, un ídolo total. Todavía no logré lo mismo, pero pude ser campeón y me siento muy querido por la gente. Y para mí es un honor sentirme referente de un chico como él. Me gusta muchísimo cómo juega, y tiene un gran futuro", confiesa Palacio, nacido en el mismo mes que Noir -en febrero-, pero cinco años antes.
A menos de un metro, el N° 17 boquense escucha, serio y educado. "Que Rodrigo diga eso de mí... no lo puedo creer. Pensar que hace unos años estaba en mi pueblo cargando bolsas de arroz con mi papá. Que digan que me parezco a él es lindo, pero todavía no le puedo ni atar los cordones . No sé si llegaré a ser como él, pero me conformaría con un pequeño porcentaje de lo que consiguió. En el club, todos lo quieren mucho y si algún día se va, se lo va a extrañar. Es mi espejo y me encanta cuando toma velocidad, porque no lo pueden parar", observa el muchacho que guarda un par de botines regalado por el propio bahiense como si fuera un gran tesoro.
Para Noir es habitual recibir consejos de Palacio y no sólo de tintes deportivos, sino relacionados con la forma de manejarse en un medio exitista y tan exigente. "Me habla mucho y me pregunta cosas acerca mi vida. Es una gran persona. De los más grandes, es con quien mejor relación tengo. Me pide que me entrene bien, que me cuide. Me orienta, porque la carrera de futbolista es corta y hay que saber aprovechar los momentos. Soy consciente de que en Boca no podés fallar y que las oportunidades hay que aprovecharlas, pero siempre trato de estar lo más tranquilo posible. Soy un agradecido por el lugar que ocupo, de verdad...", resume, vergonzoso.
"¿Qué le falta a Tito ? Mmm..., eso no lo tengo que decir yo. Poco a poco va a pulir lo que le falte", se excusa Palacio. Pero Noir admite: "El entrenador [por Carlos Ischia] me tiene mucha confianza y por eso juego tan tranquilo. Pero es cierto que a veces entro en la cancha muy acelerado y tardo un ratito en acomodarme. Pero por mi inexperiencia, creo que es normal. También puede ser que tenga que moverme más. Pero por no haber estado en las inferiores todo me costó el doble; sobre todo, algunos movimientos tácticos que todavía tengo que adoptar."
En los últimos días, las emociones en la vida del atacante, de 1,76 metro, fueron disímiles; la aguja de su ánimo subió y bajó sin mediar. "El gol que les hice a los jujeños se lo dediqué a mi abuelito, Carlos. El fin de semana anterior al partido con Gimnasia había estado en mi pueblo y él me había pedido que hiciera un gol. Lamentablemente, el miércoles falleció, pero sé que me ayudó desde el cielo."
Tito , que se llama Ricardo por Gareca y Daniel por Tapia, no levanta el tono de su voz: "Soy un chico que proviene de una familia humilde. Así que no tengo por qué cambiar mi forma de ser. Sé que hay gente que a veces se aprovecha de la fama, pero con compañeros como Rodrigo no creo que vaya por el mal camino. Dicen que ya me están viendo desde Europa, pero sólo pienso en jugar muchos años en la primera de Boca y ser campeón".
Los flashes se consumen; en un gesto paternal, Palacio le pasa una mano por la cabeza a Noir, ésa que en la reciente pretemporada por Washington padeció la maquinita de afeitar de Pablo Migliore. "Le diría que siga jugando como hasta ahora, que se divierta", cierra el bahiense. El entrerriano agradece: "Estoy muy contento. Lo que más me gusta en la vida es jugar al fútbol. ¿Si puedo ser el heredero de Rodrigo? Ojalá, ojalá algún día".
• Un toque con mucha fortuna
Ante Gimnasia (Jujuy), Noir ingresó en el ST y, en su primer toque, anotó: "Tuve suerte, me cayó justa en el pie".

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