miércoles, 8 de octubre de 2008

BETO CUEVAS: UN REGRESO MADURADO EN SOLITARIO


Vuelvo." Ese simple verbo, conjugado en primera persona, título de uno de los temas del primer disco solista de Beto Cuevas, podría ser también el nombre del disco. Porque tras la separación, tres años atrás, de la exitosa banda chilena La Ley, el cantante estuvo completamente fuera de los escenarios y ahora emprende el regreso.
Su alejamiento de los escenarios, sin embargo, no implicó un alejamiento de la música. Durante estos tres años, Cuevas estuvo cocinando a fuego lento Miedo escénico , su primer disco en solitario, que presentará hoy, a las 21, en el Gran Rex (Corrientes 857).
En una entrevista con LA NACION, el cantante cuenta que estos años que pasó alejado de la banda que integró durante 16 años estuvieron llenos de altibajos emocionales que le permitieron escribir canciones. "Me conecto mucho con las sensaciones fuertes de la vida. En un principio estuve como tres meses sin hacer nada porque quería descomprimir, aterrizar y recuperar un poco la cotidianidad perdida pero después de ese período surgió, muy espontáneamente, una necesidad de volver a tocar, aunque sea sólo por el placer de hacerlo", dice Cuevas.
Fue entonces cuando empezó a trabajar en su música y surgieron 25 canciones, de las cuales seleccionó 12 para el disco. "Me pasaba más de 10 horas diarias en el estudio, entonces cuando me agarraba la inspiración me encontraba trabajando -comenta el cantante-. Quería que el álbum fuera una buena experiencia musical y lírica para quien quiera escucharlo de principio a fin."
-¿Qué buscabas cuando te separaste de La Ley?
-Lo que buscaba era encontrar verdad y vida y reaccionar ante eso. Definitivamente me siento muy satisfecho con el disco y me siento contento porque aunque hubo situaciones de vida más melancólicas y que me hicieron escribir canciones más densas, el resultado final es algo que me trae mucha satisfacción. Ahora parto de una base que fue haber logrado algo de mucho éxito; lo que venga, de la forma que sea y del color que sea, lo recibiré con los brazos abiertos. Cuando uno tiene muchas expectativas, en general, se desilusiona y eso no te hace bien, te ancla.
-Más allá de estas sensaciones, ¿tenías algún referente musical en mente cuando hiciste este disco?
-No. La compañía discográfica me mandó una caja llena con discos de artistas que habían pegado en los últimos años, como para que tuviera una referencia del sonido de lo que está funcionando. La verdad es que ni siquiera me tomé la molestia de abrirla. No quería sonar a tendencia sino tomar el riesgo de hacer algo que fuera muy honesto.
-¿Cuál fue el eje que te hizo decidir qué canciones elegir para el disco?
-Me gustaban mucho más que 12 canciones, pero había algunas que sentía que tenían algo especial. Sobre todo en la forma en que las hice, me parecía que eran algo distinto y que no sonaban a La Ley. También hice una gira de 35 shows, en lugares pequeños, en Estados Unidos, y usé el termómetro del público y de la reacción espontánea para ver qué funcionaba mejor. Recuerdo que en todos los discos que hice con La Ley había canciones que me encantaban pero cuando empezábamos a ensayarlas para salir a tocar, no funcionaban y no nos gustaban tanto. La decisión de producción de salir de gira antes de grabar el disco me ayudó a elegir un mejor repertorio y una mejor banda.
La experiencia de armar una banda fue algo que le gustó mucho a Cuevas, quien había sido el último integrante en sumarse a La Ley y, por lo tanto, nunca había vivido esa situación. "Me interesaba que fueran buenos músicos, pero también que se sintieran genuinamente atraídos hacia la música que estaban tocando y que no fuera un trabajo más -explica-. La diferencia de haberme ido de una banda y ahora armar otra es que esta la armé yo. Aunque sea un proyecto solista y se llame Beto Cuevas, yo me siento muy cómodo con el concepto de banda. No soy tan inseguro como para tirarlos atrás, vestidos de negro, sin luces, para brillar solo yo."

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