martes, 14 de octubre de 2008

NO TODAS LAS HERIDAS LAS PROVOCARON LAS PATADAS URUGUAYAS

Por estas horas, cuentan, el doctor Madero y su equipo tienen tanto trabajo para recuperar a Demichelis, Mascherano y Agüero, como el que tienen Alfio Basile y el suyo para reemplazar a Riquelme y a Tevez. Todos ellos pensando en lo inmediato, el partido que ya se viene contra Chile, y también, ojalá, en lo mediato, con el objetivo de llegar de la mejor manera a la meta, para la que no falta tanto como se cree.
Mientras el trabajo médico, se sabe, es científico el otro no lo es tanto, sin que esto signifique, por supuesto, ninguna alusión peyorativa hacia la labor de Coco. Pero resulta que es el DT y no el Dr. quien debe atender las otras secuelas que dejó la última versión de la batalla del Río de la Plata.
Por ejemplo, se ha instalado como una verdad absoluta y total que estos jugadores, los mejores, rinden en sus clubes pero no en la selección.
Si así fuera, ¿qué remedio tiene él para ese mal? ¿Tiene a los Xavi y a los Iniesta que, según analizan quienes siguen de verdad y en profundidad al Barcelona, complementan la genialidad de Messi? ¿Tiene el sistema para hacer que Agüero sea un 9 de área "a la Romario”, según lo definió su compañero ideal en el Atlético de Madrid, Diego Forlán? ¿Tiene el método para recuperar a ese Tevez que ha perdido su lugar de privilegio en Manchester?
Por ejemplo, se ha diagnosticado -sin unanimidad, por supuesto, como corresponde al paciente en cuestión- que muchos problemas se solucionarían sin Juan Román Riquelme entre los 11.
Si así fuera, la ausencia obligada del 10 de Boca en el próximo partido será una prueba de laboratorio, inocua de responsabilidades para el DT, ya que se trata de una decisión obligada por las circunstancias. Visto de este modo, jugar sin Riquelme no debería ser para el seleccionado un experimento riesgoso, sino más bien una gran oportunidad.
Justo cuando el "vos sos contra mío" va a dar una vuelta completa, justo cuando llega el momento de enfrentar al rival que, de algún modo, provocó aquella emblemática frase, sería bueno aprender que de este cóctel de nombres no se pretende el descubrimiento de ninguna fórmula mágica y que no se pretende tampoco la exclusión de elemento alguno. Se trata de no descartar soluciones, mientras sea posible experimentar.
Por lo demás, en las últimas horas, se ha demostrado que ni siquiera el resultado, esa vacuna que suele servir para todo, garantiza la inmunidad.

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