miércoles, 15 de octubre de 2008

TRAS LA TORMENTA, UNA PEQUEÑA BRISA


Sonriente, locuaz, vivaz... Sincera o no, ésa fue la imagen que exhibió Juan Román Riquelme en su reaparición en el mundo Boca luego de la tormenta interna que se desató la semana última. Desafectado del seleccionado argentino por la acumulación de amonestaciones, JR se unió ayer al grupo conducido por Carlos Ischia con una fuerte ambición: desatender las críticas públicas que recibió recientemente de un compañero, el zaguero paraguayo Julio César Cáceres, y motivarse para mostrar su mejor versión y ganar el superclásico del domingo próximo frente a River, en el estadio Monumental.
Claramente apuntalado por Hugo Ibarra, con quien compartió la mayoría de los trabajos en pareja, el enganche participó sin inconvenientes de los ejercicios en el gimnasio y del ensayo de fútbol en espacios reducidos. Esa actividad, que cerró la jornada, fue la más distendida de una mañana en la que los gritos y las bromas se multiplicaron, con situaciones curiosas, como la de Ricardo Noir y Lucas Castromán, con guantes y volando de palo a palo, o la de Mauricio Caranta, actuando como mediocampista ofensivo. En esa tarea, Román se movió en forma armoniosa, tocando de primera o haciendo cambios de frente, riéndose junto con Neri Cardozo, Damián Díaz o Luciano Figueroa, a quien conoce de su desempeño en Villarreal, de España.
Sin ánimo de continuar con la polémica, Ischia hablará en las próximas horas con Riquelme; su objetivo es lograr que el número 10 y Cáceres se pongan de acuerdo o que, al menos, tengan una convivencia correcta. Román no hizo declaraciones ayer, pero un allegado suyo presumió que mañana o pasado mañana se prestará a una conferencia, luego de encontrarse con Cáceres, actualmente afectado al seleccionado guaraní junto con el defensor Claudio Morel Rodríguez.
Las versiones siguieron recorriendo los pasillos de la Bombonera. Unos pocos indican que Cáceres será sancionado, aunque otros dicen que el paraguayo será titular ante los millonarios. El DT sigue confiando en él.
Se conoce que en esta incómoda situación, Martín Palermo, que se recupera de una grave lesión en la rodilla derecha y es considerado por el cuerpo técnico y por la mayoría de sus compañeros un ?líder positivo?, actuará como una suerte de mediador. El artillero, que ayer prosiguió con los trabajos de kinesiología en el predio de Casa Amarilla, reconoció que la pasada fue la ?semana más difícil de los últimos tiempos en el club?.
En declaraciones a TyC Sports, Palermo expresó: ?Conseguir un buen resultado en el clásico nos va a tranquilizar a nosotros y tranquilizará esta situación. Necesitamos un resultado favorable para sumar confianza y serenidad, y seguir pensando que hay posibilidades de pelear por el campeonato?.
Y agregó, con ciertos recaudos: ?Si se analizan las posiciones, Boca está mejor que River, pero son clásicos y uno lo tiene que ver por ese lado. En el momento de salir a la cancha juegan mucho los estados de ánimo?.
Lucas Viatri, el joven que carga con la enorme responsabilidad de actuar en la posición de Palermo, también se refirió a los cruces dialécticos que alteraron el ambiente auriazul: ?Una vez que se entra en la cancha o que uno se dispone a trabajar, esas cosas se dejan de lado. Se puede llegar a hablar antes o después, pero una vez que nos ponemos la ropa para jugar, todo se olvida?.
Luego de la tempestad que azotó La Boca la semana última, una pequeña brisa recorrió el escenario xeneize. En una semana trascendente, con el superclásico muy cerca, una tensa calma se apoderó del grupo. Sólo el tiempo será testigo del desenlace...
2 mil entradas son las que River le entregaría a Boca. Los dirigentes xeneizes están muy molestos y reclamarán un número mayor de localidades.

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