sábado, 25 de octubre de 2008

OLÉ CALAMARO!

Los éxitos de Andrés Calamaro como solista y junto a Los Rodríguez comenzaron a sonar en el coliseo Rumiñahui, de Quito, a las 20:15, quince minutos después de la hora programada para el espectáculo y sin artistas teloneros.

Así, el cantautor argentino de 47 años –30 de ellos dedicados a la música– inició el concierto con el tema El salmón, de su álbum intitulado con el mismo nombre en el 2000.

El público, que copó las tres cuartas partes del coliseo, empezó a calentarse con Los chicos, de su más reciente producción Lengua popular (2007), para seguir con Tuyo siempre y Mi gin tonic.

Al músico lo acompañó una banda integrada por tres guitarras eléctricas, un bajo, un teclado y una batería. Además, cinco pantallas proyectaron a los músicos, videos e imágenes de las canciones.

Ya con el auditorio involucrado en el programa, Calamaro tocó A los ojos, primer éxito de la noche de la agrupación argentino-española Los Rodríguez, del álbum Buena suerte (1991), y más adelante Todavía una canción de amor, del disco Palabras más, palabras menos.

El espectáculo avanzó con Carnaval de Brasil, 5 minutos más, La espuma de las orillas, del álbum La lengua popular, Chica (El salmón).

Tocó luego Blues de la presentación y pidió aplausos para sus músicos: Candy Caramelo Avello ( bajo), Julián Kanevsky, Galo Geni Genaro y Diego García (guitarras eléctricas); Tito Dávila ( teclado) y José Bruno ( batería), quienes hicieron además los coros.

“¡Qué público más bueno que tenemos acá en Ecuador!”, gritó Calamaro antes de tomar un mate para descansar y lubricar las cuerdas vocales.

Luego de esta pequeña pausa en que los fanáticos tomaron un respiro continuó con Elvis está vivo, Quién asó la manteca, Soy tuyo, El día de la mujer mundial y Los aviones.

Aquí cambió nuevamente el compás y solo quedó con el tecladista Tito Dávila para interpretar dos tangos: Jugar con fuego (Honestidad brutal, 1999) y Los mareados, que compuso su hermano Javier Calamaro.

Ya en un ambiente de sopor y confianza, el músico rioplantense interpretó La copa rota, para seguir con Estadio Azteca.

La banda volvió a integrarse con instrumentos más fuertes y arrancó gritos efusivos del coliseo cuando cantó Te quiero igual, tema que se fusionó con la interpretación de No woman, no cry, como homenaje al ícono del reggae Bob Marley.

El músico argentino se ganó flores y el delirio del los ecuatorianos cuando interpretó seguidos, del álbum Alta suciedad, Loco, Todo lo demás, Crímenes perfectos, Me arde y Flaca.

Parecía el fin de la velada, pero la ovación y un “¡olé, olé, olé, olé, Andrés, Andrés!” hicieron salir nuevamente a Calamaro y a sus músicos.

“Vale tanto este cariño suyo que respeto. Gracias de verdad”, manifestó el artista antes de tocar el bolero Inolvidable y luego Sin documentos, para concluir con la melodía Paloma, en medio de la satisfacción de un público que hizo vibrar al coliseo Rumiñahui, en las dos horas de espectáculo del cantautor argentino.

No hay comentarios: