miércoles, 24 de diciembre de 2008

BOCA: EL FESTEJO ANTE LA ADVERSIDAD, EN EL PARTIDO QUE MÁS SUFRIÓ


Ahí se los ve saltar, festejar. Pocas veces la palabra desahogo encajó de manera tan justa en una consagración, aunque no haya sido con el lucimiento de otras ocasiones, aunque haya sufrido, y mucho, hasta el final, frente a Tigre. Pese a la derrota, fue la noche en que salió el sol para Boca y fue la imagen que, paradójicamente, contrarrestó con la mañana del 8 de octubre, donde los nubarrones armaron un microclima sobre Casa Amarilla. Pedro Pompilio, presidente de Boca, se enfrentó con 70 periodistas y dijo: "El cabaret hay que cerrarlo". No era un chiste de mal gusto rememorando los tiempos de Héctor Veira, allá por 1998. Habló durante casi 45 minutos, pero ésa fue la frase que describió la realidad xeneize. Pedro no desmintió la existencia del cabaret, pero sí había pedido clausurarlo cuanto antes...
Boca acumulaba su tercera derrota en los últimos cuatro partidos del Apertura; la Bombonera se convirtió en vulnerable; Palermo no jugaba desde la 3a fecha por una nueva rotura del ligamento lateral interno de la rodilla derecha y Palacio se debatía en una incertidumbre constante por una pubalgia. El DT Ischia había sacado del arco a Caranta en un caso poco claro y hasta hubo un enfrentamiento verbal entre los dirigentes y el arquero. Además, la pelea interna estaba en su punto más alto por el choque Julio Cáceres vs. Juan Román Riquelme y, en el fixture, se venía River... En ese marco, lo único positivo era el receso por las eliminatorias. A Boca le sirvió para rearmar filas y, sobre todo, enfriar las ideas. Y las diferencias le sirvieron como vitaminas para reaccionar.
Pero entre fines de octubre y principios de noviembre, el mundo xeneize recibió más golpes. El fallecimiento de Pompilio, a los 58 años, víctima de un infarto de miocardio, generó un gran dolor e incertidumbre en la cúpula política y también en los futbolistas.
En el campo de juego, se sumaron la eliminación en la Copa Sudamericana y la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de Paletta. La lesión del defensor era la N° 14 del semestre. Con distinta gravedad, es cierto, pero debieron pasar por la enfermería Palacio, Caranta, Palermo, Riquelme, Castromán, Cáceres, Ibarra, Calvo y Morel Rodríguez. Y lo curioso fue que Paletta ni cuenta se dio cuando se lesionó. El 24 de agosto Palermo sufrió por segunda vez la rotura del ligamento de la rodilla derecha. Por causas ajenas a la preparación física (una mala caída en un salto ante Lanús), los xeneizes perdieron a su Titán .
La pelea interna se desató con el cruce Riquelme vs. Cáceres, pero fue mucho más amplia. No se quedó en el desliz del paraguayo: "Por ahí está cansado o fatigado mentalmente. En la selección se movió diferente. Es un jugador que ganó prácticamente todo y si por ahí en el fútbol uno no tiene motivación, tiene que dar un paso al costado. En el fútbol hay que tener motivación y deseo de ayudar a tus compañeros". Tampoco en la contestación de Román: "Parece que si alguien se dobla un tobillo es culpa de Riquelme. Cáceres no le dio nada a Boca y se fue mal de todos los clubes. Por ahí dice esto para irse de Boca, pero se perdieron todos los códigos". Detrás del defensor se encolumnaron todos menos Ibarra, Figueroa, Mouche, Javier García y otros juveniles.
Boca empezó a ganar el campeonato el 17 de octubre, dos días antes del superclásico. En la jornada en que muchos celebraron el día de la lealtad peronista, los jugadores se reunieron, discutieron sus diferencias y se juramentaron "poner a Boca por encima de todo". Cuentan que en el cónclave, un experimentado goleador, a quien Pompilio le pidió cicatrizar heridas desde su lugar como líder positivo, no llegó ni a presentar a las partes que... todos saltaron y se dijeron de todo. Riquelme escuchó cada uno de los reclamos y fue el último en hablar: "Miren que yo no quiero ser amigo de ustedes. Yo quiero jugar al fútbol y no voy a cambiar mi forma de ser" . Por eso el mapa interno, en gustos y amistades, nunca se modificó. Fue muy valorable la voluntad de solucionar las cosas antes del partido en el Monumental y no fue casual que ese 1 a 0 con un tiro libre de Riquelme y el cabezazo de Viatri fuera el comienzo de una seguidilla de cinco triunfos consecutivos.
Ischia sabía que se jugaba mucho más allá de la conquista de la Recopa y que la gran apuesta era el Apertura. Si bien le dolieron, no puso como excusas por las lesiones y, casi sin refuerzos, fue el gran impulsor de los juveniles.
¿Que por momentos las diferencias restaron? Sí, pero ese tipo de discrepancias muchas veces no se hablan ni se discuten; se dejan correr y se conocen un tiempo después, cuando son demasiadas víctimas en el camino. En aquella reunión del 17 de octubre nació la planificación para ganarle a la adversidad. Y por eso hoy Boca festeja el éxito como si nunca hubiera pasado nada, pese a un final impensado. Pese al llanto de Javier García por un gol insólito: el último golpe que sufrió el campeón.

No hay comentarios: