lunes, 22 de diciembre de 2008

EL PULSO FIRME LE DIO A BOCA UNA TARDE DE ÉXTASIS


Acechado por las supuestas inseguridades de una campaña irregular o por una mirada desconfiada desde afuera que nunca termina de abandonarlo, Boca nunca olvida cómo mantener el pulso firme. Por supuesto que ese atributo seguirá a prueba continuamente y en particular pasado mañana, cuando se las vea con Tigre por la definición del Apertura, pero para Boca ya es un recurso emblemático, un capital que valora y utiliza como ninguno. Así como le ha servido en esta última década para alcanzar tantas grandes satisfacciones le sirvió otra vez ayer, en una tarde en la que el tremendo calor de la tensión nerviosa no fue menor al de la sofocante temperatura ambiental. Ese aplomo y sangre fría que distinguen a Boca le valieron una diferencia sobre San Lorenzo que por momentos fue sutil y en el final, nítida, incontestable.
Los partidos que caminan por la cuerda floja, como estuvo el clásico de ayer por largo rato, suelen caer del lado del más más experto, del más zorro. El destino de este partido tan endurecido estaba guardado en un pasaje clave: el que sobrevino al empate del Ciclón, después de ese instante desafortunado del arquerito García. Parecía el momento emocional justo para San Lorenzo, que vio como nunca el título al alcance de la mano y embistió a Boca con todo su resto. Todo menos el futbolístico, que ayer, cuando más lo necesitaba, lo abandonó. Lo hacía con cargas optimistas, con los arranques de ese toro incontrolable que es Bergessio y la claridad conceptual y de ejecución de Solari. Pese a que no era mucho más que eso, la impresión estaba de su lado. Pero el pibe García, hasta allí el antihéroe de la tarde por aquel fallido, se reivindicó en parte en la jugada que lo definió todo: un saque rápido, certero, que tomó al Ciclón sin chance de retroceso, que continuó con las perfectas intervenciones de Dátolo y Riquelme y la definición de Palacio.
El 1-2 aún le servía a San Lorenzo en su perspectiva matemática, pero fue un mazazo tan grande que lo quebró para siempre. Todo el descontrol emocional que lo atacó después, que incluyó las expulsiones de Gastón Aguirre y de Bergessio, y hasta el tercer gol de Boca, en el descuento, con un zurdazo de Chávez cuando el equipo de Boedo estaba en pleno estado de desbande, fue derivación pura de ese golpe. Allí terminó el campeonato para el Ciclón, ya sin remos que valieran en medio de una corriente tan adversa. Volvía a hacer historia el inveterado aplomo de Boca para abrirse camino en este tipo de bretes, el oficio para salir a flote entre la angustia ambiental y dar con la frialdad necesaria cuando todos están nerviosos.
Esa fue la sustancia del partido. Lo anterior fue un estresante forcejeo futbolístico, un primer tiempo en el que la determinación para no dar un paso en falso fue prioridad absoluta para todos. Una etapa que dejó sólo dos marcas; una, por cierto un momento preocupante, el tremendo cabezazo entre Silvera y Forlín, en el que el muchacho de Boca llevó la peor parte; la otra, el gol de Viatri sobre el descuento, un cabezazo tras un córner de Riquelme que se desvió en Bianchi Arce, cuando no había grandes justificaciones para una ventaja de ninguno.
Pero ese gol abrió un partido nuevo, soltó todo. Lógicamente, visto fuera de toda pelea, San Lorenzo salió con todo lo que podía. Se entregó a una búsqueda todavía esperanzada, aun a costa de exponerse en el fondo; Dátolo, con campo para correr, empezaba a trastornarlo. Pero el Ciclón sufrió en toda la tarde un déficit que no esperaba: el aporte escaso de Barrientos, su llave principal de estos últimos tiempos. Llegó al empate con un derechazo de Solari sin mucha fuerza que se le escurrió a García y creyó que era su momento. Pero Boca puso en funcionamiento la maquinaria que resiste el paso del tiempo y de los nombres: primero, resistió; después, agazapado, hundió el puñal.
A Boca, entre otros méritos, le cabe el de haber salido adelante sin una incidencia determinante de Riquelme, cuya mayor contribución, esta vez, fue aquella asistencia perfecta para el gol de Palacio. Sabe que siempre contará con columnas como Battaglia, que más allá de algun mal pase o una imprecisión es un baluarte invalorable, y en su viento de cola empieza a recuperar a Palacio, si no para abrir defensas con su clase y velocidad, al menos para aparecer donde más duele y definir con categoría.
San Lorenzo cierra el año con una amargura que tardará en disipársele, pero la mirada desapasionada tiene que rescatar sin falta muchas cosas positivas en su foja de este último semestre. Aunque le costará masticar la idea de que tenía el campeonato bajo la fusta y lo perdió, también es cierto que las ventajas no se prolongan por inercia en un fútbol tan peleado, tan renuente a dejar que se establezcan supremacías. Salvo la que Boca, más allá de los barquinazos que últimamente lo perturbaron, sigue ejerciendo por los nervios de acero que forjó en tantos años y que ahora lo pusieron a un paso de otra gran satisfacción.
• Baldassi trabajó a destajo, y en general, bien
Héctor Baldassi tuvo mucho trabajo: sacó 16 tarjetas amarillas y dos rojas (a Aguirre y Bergessio), estas útimas por repetición de amonestaciones. En general no estuvieron equivocadas; la de Riquelme dejó dudas, por lo que pareció un choque con Chaco Torres, a quien, por lo demás, debió haber expulsado antes. Sí se le puede observar que en el comienzo toleró demasiado las protestas.
LO POSITIVO
Battaglia, entre los mejores en el semestre xeneize
El volante fue determinante en el medio para equilibrar el equipo cuando estaba volcado en ataque. Battaglia ofreció un rendimiento parejo de principio a fin en este semestre.
LO NEGATIVO
Una definición con las plateas vacías
Mientras las dos cabeceras estaban desbordadas, las plateas del estadio de Racing lucieron sin público.
EL DATO
Para el Ciclón ya comenzaron las vacaciones
El plantel azulgrana comenzó las vacaciones y volverá al trabajo el próximo 7 de enero, en el Bajo Flores. Un día después viajará a Mar del Plata para inicia la pretemporada, desde luego con Miguel Angel Russo al frente del equipo.

No hay comentarios: