miércoles, 24 de diciembre de 2008

JUAN ROMÁN RIQUELME ENCONTRÓ EN LOS MÁS CHICOS A SUS MEJORES ALIADOS


Fue uno de los años más agitados en la vida de Juan Román Riquelme. Se colgó medallas, alzó trofeos, agradeció distinciones individuales, marcó goles trascendentes y, en igual medida, asistió exquisitamente a sus compañeros para que ellos también festejaran. Fue altamente influyente en Boca, adentro y afuera del campo. Con su talento, salvó al equipo en varias oportunidades, cuando el título del torneo Apertura parecía algo lejano. Pero no sólo se encargó de la creación del conjunto, sino también de aspectos que excedieron lo futbolístico. Es "distinto" y gozó de diversas libertades. Siempre fue protagonista; cada uno de sus actos levantó polvareda. Se ganó enemigos, pero también supo rodearse de fieles aliados, que hasta lo endiosaron públicamente.
Arrogante o tímido, genio o jugador de cabotaje, símbolo o pieza secundaria, Román siempre dividió las aguas y, ¿por qué no lo haría esta vez? Terminó el año agotado, con la lengua afuera y el cuerpo maltratado por patadas, horas de viajes y entrenamientos. Periódicamente lo perjudicó una lesión en el sóleo derecho y hasta se le formaron ampollas en los pies. Pero anímicamente, mejor no pudo haber despedido una temporada en la que ganó los Juegos Olímpicos, la Recopa y un título local. Para los hinchas auriazules, es intocable; sólo hay que recordar el revuelo que se armó en el clásico de la 17» fecha, ante Racing, cuando un joven plateísta le recriminó "no poner más hu..." .
"Ha sido un año muy arduo para mí, pero en el que gané mucho. Mientras siempre sea de esta manera no me interesa el cansancio", dijo Riquelme tras la consagración xeneize.
Pero en el semestre, no todas fueron sonrisas para el enganche, que anoche llegó al Cilindro, de Avellaneda, en su camioneta -no lo hizo en el ómnibus del plantel- y antes del partido recibió el saludo de uno de sus admiradores: Martín Morel, el talentoso volante de Tigre. Luego de colgarse la medalla dorada en China y colaborar en la conquista de la Recopa, ante Arsenal, JR se desinfló y mostró lo peor de su personalidad, fastidiándose ante cada error de sus compañeros. Después se desencadenó la explosión mediática del conflicto interno entre el N° 10 y sus acompañantes de grupo. El paraguayo Cáceres desempolvó una idea que compartía la mayoría (Palermo, Palacio, Battaglia, Dátolo, Morel Rodríguez...). Todo justo antes del superclásico ante River.
En el ojo de la tormenta y con el orgullo tocado, Riquelme se dio cuenta de que de la única manera que podía revertir su imagen tras el profundo conflicto era demostrándolo en el campo y siendo determinante, como resultó para los boquenses a partir de allí.
Román encontró protección en el DT Carlos Ischia, que siempre lo mantuvo en el terreno hasta en los momentos más sombríos ("Es el mejor de la Argentina", lo elogió), y en sus amigos, Hugo Ibarra y Luciano Figueroa. A partir de allí se sintió cómodo nuevamente. Incluso, se movió con inteligencia en el vestuario y entabló "amistades" con las flamantes camadas. Esas que estaban alejadas de los inconvenientes de liderazgo y en el semestre resultaron importantes para el equipo. Fue así como Javier García, Lucas Viatri y Pablo Mouche, entre otros, se transformaron en una suerte de laderos del N° 10.
Es evidente: Riquelme tuvo muchísimo peso en la consagración, pero fue valiosa colaboración de los pibes del club . "La gente está muy contenta por el campeonato. Nosotros también y la colaboración de los más chicos del grupo fue muy importante para todos", dijo JR .
Los precoces talentos del semillero azul y oro, frente a las ausencias obligadas por la gran cantidad de lesionados que padeció el plantel, debieron asumir un compromiso y no sólo cumplieron, sino que resultaron fundamentales en el campeonato brindando frescura y capacidad ganadora.
Estos mismos jóvenes -Nicolás Gaitán, Facundo Roncaglia, Viatri, Juan Forlín, Cristian Chávez, Ricardo Noir y Ezequiel Muñoz, en mayor o menor medida- ayudaron futbolísticamente a Román, que debió asumir el compromiso, casi exclusivo, de ser el hombre más importante del circuito ofensivo. El número 10, que anoche frente a Tigre, en el estadio de Racing, no pudo actuar por tener cinco amonestaciones, pero vio el juego desde la platea y al final ingresó en el campo de juego para celebrar con sus compañeros. Es que él apareció en los tramos donde a los boquenses les costaba encontrar el rumbo y sin el extraordinario nivel de la Copa Libertadores 2007, terminó potenciando su figura y la de un equipo que sufrió, pero al fin festejó.
5 goles marcó Juan Román Riquelme en los 17 partidos que disputó en el torneo Apertura. Los equipos vencidos por el enganche fueron San Lorenzo, Arsenal, Racing (2) y Colón.
• El aporte de Lucho Figueroa en la recta final
Luciano Figueroa se sumó a Boca en octubre y utilizó un cupo ante la lesión de Palermo. Fue al banco ante River, pero no ingresó. Sin embargo, terminó como titular incluso en las finales y aportó goles importantes ante San Martín de Tucumán y Colón.

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