viernes, 26 de diciembre de 2008

LOS CHICOS TAMBIÉN GANAN CAMPEONATOS


-¿Dónde están Roncaglia y Forlín?
-Dejame que les pego un radio para ver dónde se metieron.
La pregunta fue de Pablo Mouche y el principio de solución lo aportó Cristian Chávez vía celular. El campo de juego de la cancha principal del predio de Casa Amarilla luce radiante. Algunos hinchas pidiendo un autógrafo y una foto, pero con tranquilidad. Boca está de fiesta y la consagración en el Apertura se debió, en gran parte, a los juveniles. Por eso la iniciativa que llevó adelante LA NACION, de darle su lugar de privilegio a un grupo de chicos que terminaron representando un porcentaje grande del título local N° 23 de la entidad de la Ribera. Parece mentira, pero aquel sueño de Mauricio Macri en 1996, que nueve de los once titulares de Boca sean surgidos de las inferiores, estuvo muy cerca de convertirse en realidad. No se llegó a esa cifra, pero Carlos Ischia, en apenas un año de gestión, promovió a más de 15 juveniles. No por nada el primero que abraza al DT cuando Sergio Pezzotta finalizó el encuentro ante Tigre fue Abel Alves, entrenador de la reserva y nexo de los chicos con la primera.
El más mimado de todos es Chávez, aunque en las últimas horas ocupó ese lugar Javier García, que cometió errores importantes en los partidos decisivos: "Estoy contento por el campeonato... El gol estaba dentro de las reglas, pero me fui con bronca porque no me gusta salir. Del dolor que tenía no me podía mover. La lesión (pubialgia) no me dejó moverme en el gol de Lazzaro, pero ya está. No lo pongo como excusa", cuenta García, lógicamente cabizbajo y golpeado por sus últimas actuaciones. Enseguida viene y le da un abrazo Josué Ayala, el arquerito que debutó nada menos que en la final ante Tigre: "Yo concentro con Javier y sé que volverá a ser el mismo cuando se recupere de la lesión. Este es mi segundo título en Boca. El primero fue la Recopa, pero este se disfruta distinto porque me tocó jugar. El primer centro fue clave y por suerte lo hice bien. Fue positivo el apoyo de los hinchas cuando entré", destaca Ayala, de 20 años, que la primera vez que fue noticia fue cuando Pablo Migliore chocó en Panamericana y volcó con su auto: Ayala iba de acompañante. "No tuve susto cuando me llamó Ischia. Bah, el normal. Sentía un poco de nervios, pero estaba muy bien de la cabeza. Sabía que era una gran responsabilidad. En el entretiempo, Víctor Civarelli (entrenador de arqueros) me había dicho que esté atento porque Javier no estaba bien", relata el N° 31 y sigue: "Cuando vi que García sacó mal del arco e hizo un gesto de dolor, ahí empecé a calentar solo, sin que nadie me diga nada".
Varios referentes, entre ellos Martín Palermo, fueron los que más felicitaron a Cristian Chávez, autor del tercer gol ante San Lorenzo y el que, en definitiva, le dio la consagración al conjunto xeneize: "Sí, todos me hablan de ese gol. Estoy feliz porque sirvió para festejar al final", dice quien no sólo hacía 62 días que no jugaba en la primera de Boca (desde el partido con River, en Núñez), sino que desde esa misma fecha que ni siquiera iba al banco de los suplentes. "Yo me entreno duro. Vengo de un barrio humilde y sé que, por más que no me toque jugar, nunca tengo que bajar los brazos".
¿Si sintieron la responsabilidad? Contesta Chávez: "Nosotros siempre confiamos en nuestras condiciones, pero por ejemplo, cuando Boca perdió varios puntos de local venía la gente y nos preguntaba ¿qué pasa con Boca? Ellos, como nosotros, estaban sorprendidos. Todavía me acuerdo del gol que erré con Independiente: le pegué tan mal a la pelota que la tiré a la tribuna. En el triangular, cuando Solari hizo el 1-1 de San Lorenzo pensé que se venía la noche, pero por suerte nos recuperamos enseguida".
"Todo lo que hicimos los chicos se lo debemos a los grandes, que nos guiaron. Pasar años en las inferiores te va familiarizando con las exigencias que requiere el día a día de Boca y así te acostumbrás a jugar bajo presión", explica Ricardo Noir, clave en las primeras fechas con sus goles a Gimnasia de Jujuy y Newell´s y que podría ser compañero de Andrés D´Alessandro porque es pretendido por Inter, de Brasil. "Sí, es cierto -se mete Chávez-, nos da tranquilidad saber que tenemos compañeros experimentados que ya pasaron por esto. Además, nos contagian sus ganas de ganar."
El más elegante de todos, por su técnica individual, es Nicolás Gaitán, que sólo fue titular en la victoria frente a River, pero siempre estuvo concentrado, hizo goles importantes y hasta fue el primer cambio de Ischia en muchos partidos: "Los más chicos siempre nos sentimos parte del grupo porque los más grandes nos integraron bien. Todos nos sentimos importantes y la adaptación no cuesta tanto cuando desde las inferiores te marcan un estilo de juego. Yo estoy conforme con mi rendimiento. Disfruté mucho los goles y el clásico con River. Me acuerdo que esa tarde tenía una molestia en el aductor y jugué lesionado. No se lo dije a Ischia porque yo quería jugar", sostiene. Y sobre la chance que les da Boca a los más chicos agrega: "En las inferiores de Boca siempre hay buenos jugadores, pero no se les dio tanta importancia como ahora. Por eso hay que aprovechar cada oportunidad cuando te la dan".
Cada uno aprovechó su momento. Pablo Mouche arrancó de atrás la lucha de los delanteros, pero fue el más explosivo y quien, por características, se parece más a Guillermo Barros Schelotto. Por eso pidió la N° 7: "Primero le quiero dedicar el campeonato a Pompilio, que fue muy importante en mi carrera, y después a mi familia y mis amigos. Ganar un titulo con Boca es único, inexplicable", y está conforme con su rendimiento pese a que en los últimos partidos no fue ni al banco de suplentes: "Acepto las decisiones del DT. Yo siempre tengo ganas de jugar y más cuando ves que entrás y te tocan vivir momentos lindos. Pero hay que lucharla y más en Boca".
Para Facundo Roncaglia, el triunfo más decisivo de la campaña fue con River: "San Lorenzo nos llevaba como 11 puntos antes de salir a jugar y ese día fue el comienzo de algo importante para Boca. Nunca dejamos de sentir que la vuelta olímpica era posible". Juan Forlín, uno de los rezagados para la producción y autor de un gol a Vélez, reconoce que en la cancha de Racing vivió el susto y la alegría más grande de su carrera, entre el choque de cabezas con Silvera y la vuelta olímpica: "Es único, para el hincha de Boca es inigualable. Me quedé afuera del último partido y sufrimos un poco, pero igual se disfruta. Boca fue un justo campeón. Vale la pena todo lo que tuvimos que sufrir".
Lucas Viatri, el goleador, todavía no cae: "No me quiero despertar del sueño. Todo fue muy rápido y casi no hubo tiempo de adaptación, pero todos respondimos a las expectativas".
Algunos tuvieron mucha exposición. Otros contaron con una chance en la Copa Sudamericana. Pero todos, juntos, son partícipes de una camada que le dará muchos frutos a Boca. No se cumplió al pie de la letra el sueño de Mauricio Macri pero casi. Ya pasaron los momentos de tensión. De repente, con el efecto contagio, uno empieza pero todos siguen con el "Dale campeón" posterior a cada consagración. Es el momento del desahogo. Son, en definitiva, pibes que les tocó crecer de golpe, pero no por eso se privan de festejar algo muy importante para sus carreras y que, sobre todo, los tuvo como grandes protagonistas.
17 La cantidad de juveniles que utilizó Ischia en su año de gestión: Javier García, Cristian Chávez, Ricardo Noir, Lucas Viatri, Nicolás Gaitán, Jonatan Philippe, Pablo Mouche, Facundo Roncaglia, Ezequiel Muñoz, Juan Forlín, Carlos Fondacaro, Josué Ayala, Jonatan Maidana, Fabián Monzón, Luis Ibáñez, Sebastián Nayar y Exequiel Benavidez.

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