miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL PROLETARIADO AL PODER

El combativo Tigre le pelea la punta en Argentina a Boca y San Lorenzo. Y los Bichos Colorados de Argentinos Juniors (son pequeños pero dejan roncha) son semifinalistas de la Copa Sudamericana. River Plate es último en la peor campaña de su historia.
Aurora de Cochabamba acaba de consagrarse por primera vez campeón boliviano en el Torneo Clausura 2008. El Apertura, en julio, lo ganó otro debutante con la gloria: Universitario de Sucre.
Sport de Recife se adueñó en junio de la Copa Brasil y es el primer clasificado a la Libertadores del país de Jorge Amado.
Everton de Viña del Mar dio el superbatacazo en Chile. El 3 de junio, después de perder 2-0 la primera final ante Colo Colo, le estampó un 3-0 que le dio su segunda estrella, 32 años después de la primera.
Boyacá Chico se alzó con el Apertura en Colombia y el Tolima puntea en el Clausura. Los dos grandes de Bogotá, Millonarios y Santa Fe, llevan décadas sin pronunciar la palabra campeón.
Deportivo Quito busca la vuelta olímpica después de 40 años en Ecuador. Barcelona suma once años sin coronar.
Sol de América lidera el pelotón en Paraguay a seis fechas del final. Cerro Porteño marcha 6º y Olimpia 8º, ambos sin chances.
Universidad San Martín se encamina al título en Perú. Parece imposible que se lo arrebaten. Universitario va 10º, Alianza Lima 11º.
Defensor Sporting ganó el campeonato Uruguayo 2007-2008 el pasado 25 de junio. Ahora va arriba Nacional, pero apenas un punto sobre Danubio. ¿Peñarol…? 5º.
Deportivo Italia se escapa en Venezuela, superando a los tradicionalmente ganadores Táchira y Caracas FC.
Pachuca en julio del 2007, Atlante en diciembre último y Santos Laguna a mitad de este año fueron los últimos tres campeones de México, donde Guadalajara y América parecen tener una cuesta cada vez más empinada hacia la cumbre.
Un somero repaso a los torneos latinoamericanos evidencia el dominio aplastante de chicos sobre grandes. No es nuevo, la tendencia comenzó en la última década, aunque eclosionó hace cuatro años. Y todo indica que se mantendrá.
Once Caldas en 2004 y Liga de Quito este 2008 se consagraron campeones de América. Cienciano en 2003 y Arsenal en 2007 alzaron la Sudamericana.
El cuadro se repite temporada tras temporada. Y arroja una comprobación: la declinación de los clubes grandes. Esta misma reflexión, sólo que con otros nombres, la planteamos hace dos años. ¿Qué está sucediendo? Las lecturas son diversas:
1) Los grandes ya no pueden sostener el tren del liderazgo.
2) Los chicos han crecido y los han igualado. O al menos se han acercado mucho. Y siempre son más en número, naturalmente.
3) Les han perdido el temor. Y les juegan a muerte.
4) El exitismo y la impaciencia exacerbados lo sufren los pesos pesado y lo aprovechan los pluma, gallo y mosca. River, Peñarol, Flamengo, pierden tres partidos y entran en crisis. Lo mismo que Independiente, Racing, Corinthians y todos los de su talla. En los equipos modestos hay menos presiones y se trabaja con mayor tranquilidad.
5) Los clubes poderosos siempre fueron compradores más que formadores. Antes, un jugador que destacaba en Danubio pasaba a Peñarol o Nacional. Ahora va directo a Europa. Esto debilitó a los grandes y los igualó con los chicos.
6) Los arbitrajes. En la actualidad casi todos los partidos son televisados y los jueces se ven expuestos a la lupa del hincha, del periodista, del dirigente. No es tan fácil favorecer a los clubes populares, como antes.
7) Hoy, con táctica, buena preparación y la mística que logre crear el DT, se equiparan las chances; corriendo se igualan. Once Caldas, Cienciano y Arsenal son paradigmáticos en tal sentido.
8) Mientras se mantenga el actual escenario económico en Latinoamérica y los clubes con tradición campeona no puedan fichar o sostener figuras, serán tiburones indefensos ante cardúmenes de pirañas.
Seguirán proliferando en la cima nombres inéditos, simpáticos como Aurora, Audax Italiano, Sao Caetano, Tigre, Pasto, Rampla Juniors, La Equidad… En fútbol, al menos en América Latina, gobierna el proletariado.
Por Jorge Barraza (Columna Alguien tenia que decirlo El Universo 12/11/08)

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